Ley de Economía Sostenible. Introducción

El Anteproyecto de Ley de Economía Sostenible, mal llamada “Ley Sinde” (mal llamada “Ley”, puesto que se trata, al menos de momento, de un Anteproyecto, y mal llamado “Sinde”, ya que no ha nacido del Ministerio que dirige González Sinde, ni ésta ha sido su promotora) tiene por objeto una serie de modificaciones normativas para favorecer un desarrollo económico sostenible.

El primer paso, para entender este Anteproyecto, es definir el concepto de sostenible. El Diccionario de la Real Academia Española define “sostenible” como aquel proceso que puede mantenerse por sí mismo, y dejando como ejemplo un desarrollo económico sin ayuda exterior, ni merma de los recursos existentes.

El propio Anteproyecto define en que consiste una economía sostenible: Patrón de crecimiento que concilie el desarrollo económico, social y ambiental en una economía productiva y competitiva, que favorezca empleo de calidad, igualdad de oportunidades y cohesión social, garantizando el respeto ambiental y el uso racional de los recursos naturales, y permitiendo satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro.

Para conseguir esta panoplia de objetivos (que, quizá, puedan rozar lo utópico, a los ojos del lector) se han regulado una serie de reformas de carácter normativo y que afectan a un sinfín de leyes (Ley de Enjuiciamiento Civil, Ley de Bases del Régimen Local, Ley de Procedimiento Administrativo, entre otras muchas) y que conforman en ocho grandes grupos.

Dado lo extenso de este Anteproyecto y lo complejo de su resumen , se hace necesario desglosar este “examen” en varias partes o capítulos, que iré actualizando, cual fascículos, a los largo de los próximos días, consiguiendo, o al menos intentándolo, acercar este polémico (aunque no tanto, como se irá viendo) Anteproyecto al “común de los mortales”, arrojando, si es posible un poco luz.